Se escogen piñas medianas, muy maduras.
Naturalmente, es preferible tener unos tarros redondos, de bordes rectos, para que admitan las rodajas de piña.
Los tarros deberán estar esterilizados.
Se procede a cortar los dos extremos de la piña y se le quita la cortaza.
Luego se corta la piña en rodajas y se elimina la parte dura del centro.
Se pesa la piña y se mide el mismo peso de azúcar.
Además, se exprime un limón.
En una cazuela se meten las piñas y el zumo de limón, y se cubre con agua, se deja hervir a fuego vivo media hora.
Luego se escurre la piña.
Con el azúcar y el agua se prepara un almíbar que cocerá cinco minutos.
Se añade la piña, se aguarda a que comience a hervir y se aparta el cazo del fuego.
Se deja enfriar.
Se llenan los tarros, poniendo antes las rodajas de piña unas encima de otras, se cubre con el almíbar, dejando un hueco libre con el borde del tarro, y se procede a la esterilización.
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